martes, 22 de mayo de 2018

Evitar intrigas, mantener la verdadera unidad, recomienda el Papa Francisco

Ciudad del Vaticano (Viernes, 18-05-2018, Gaudium Press) 
En la Casa Santa Marta, durante la Misa que celebró ayer jueves, 17 de mayo, inspirándose en la Liturgia de la Palabra, el Papa Francisco trató del tema de la unidad.
Verdadera Unidad, Unidad de Salvación
Francisco inició sus comentarios afirmando que existen dos tipos de unidad.
La primera es la verdadera unidad de la que habla Jesús en el Evangelio. Es la unidad que Él tiene con el Padre y que quiere traer también a nosotros.
Es una "unidad de salvación", una unidad que va rumbo a la eternidad:
"Cuando nosotros en la vida, en la Iglesia o en la sociedad civil trabajamos por la unidad, estamos en el camino que Jesús trazó", dijo.
La falsa unidad divide
La "falsa unidad" es como aquella de los acusadores de San Pablo, como narra la Primera Lectura del ayer.
Los enemigos de Pablo se presentan como un bloque único para acusarlo.
Pablo, que tenía sabiduría humana y también la sabiduría del Espíritu Santo, lanza una "piedra de división", al afirmar que estaba siendo juzgado por la esperanza que tenía en la resurrección de los muertos.
Pablo hablaba para una asamblea que tenía una falsa unidad. Era compuesta por saduceos, que decían no existir "resurrección ni ángel ni espíritu", y por fariseos que defendían lo contrario.
La palabra de Pablo consigue destruir esta falsa unidad explota un conflicto y la asamblea que lo acusaba se divide.
Pueblo orgánico y masa amorfa
En otras persecuciones sufridas por San Pablo, se ve que el pueblo grita sin ni siquiera saber lo que está diciendo. Son "los dirigentes" que sugieren lo que deberían gritar:
"Esta instrumentalización del pueblo es también un desprecio por el pueblo, porque lo transforma en masa. Es un elemento que se repite con frecuencia, desde los primeros tiempos hasta hoy. Pensemos en eso. El Domingo de Ramos es: todos allí aclaman ‘Bendito el que viene en nombre del Señor'. El viernes sucesivo, las mismas personas gritan: ‘Crucifíquenlo'. ¿Qué ocurrió? Hicieron un lavado cerebral y cambiaron las cosas. Y transformaron el pueblo en masa, que destruye."
Un método "actual": la intriga
Un método con el cual persiguieron a Jesús, Pablo, Esteban y todos los mártires y muy usado todavía hoy, cuando "se crean condiciones obscuras" para condenar a la persona, dijo Francisco, y se deshace la unidad.
Hoy aún es así. "Los medios comienzan a hablar mal de las personas, de los dirigentes, y con la calumnia y la difamación esas personas quedan manchadas".
En el campo político, "las condena y, al final, se hace un golpe de Estado", dijo el Papa.
Una persecución que se ve también cuando las personas en el circo gritaban para ver la lucha entre los mártires o los gladiadores.
La Maledicencia Mata, Destruye
En medida más restricta, ocurre lo mismo también en nuestras comunidades parroquiales, por ejemplo, cuando dos o tres comienzan a criticar al otro. Y comienzan a hablar mal de aquel otro.
Y hacen una falsa unidad para condenarlo; se sienten seguros y lo condenan.
Lo condenan mentalmente, como actitud; después se separan y hablan mal uno contra el otro, porque están divididos. Por eso el chisme es una actitud asesina, porque mata, excluye las personas, destruye la "reputación" de las personas.
Estrada de la verdadera unidad: caminar en ella
"La intriga" fue usada contra Jesús para desacreditarlo y, una vez desacreditado, eliminarlo:
Pensemos en la gran vocación a la cual fuimos llamados: la unidad con Jesús, el Padre. Y este camino debemos seguir, hombres y mujeres que se unen y buscan siempre proseguir en el camino de la unidad. Y no las falsas unidades, que no tienen substancia, y sirven solamente para dar un paso más y condenar a las personas, y llevar adelante intereses que no son los nuestros: intereses del príncipe de este mundo, que es la destrucción. Que el Señor nos dé la gracia de caminar siempre en la estrada de la verdadera unidad.
(JSG)

(De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News)


Fuente: http://es.arautos.org/view/show/95298-evitar-intrigas-mantener-la-verdadera-unidad-recomienda-el-papa

viernes, 18 de mayo de 2018

Obispos de España llaman al compromiso cristiano y a una caridad transformadora

Los prelados miembros de la Comisión Episcopal de Pastoral Social han hecho público el mensaje para el Día de la Caridad que se celebrará el 3 de junio en la Solemnidad del Corpus Christi.
Madrid (Jueves, 17-05-2018, Gaudium Press) El próximo 3 de junio, en la Solemnidad del Corpus Christi, la Iglesia en España celebrará el Día de la Caridad; evento que este año llevará por lema "Compromiso social y caridad transformadora", y tiene lugar en unión con la campaña institucional de Cáritas con el tema "Tu compromiso mejora el mundo".
Con motivo de esta jornada, los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española, han hecho público un mensaje en el que llaman a los fieles a entrar en el misterio de la Eucaristía, para así configurarse en la vida de Jesucristo, y vivir el compromiso cristiano.

El Día de la Caridad se desarrolla en unión con la campaña institucional de Cáritas Española con el tema "Tu compromiso mejora el mundo" / Foto: Cáritas Española.
"Somos conscientes de que, hoy, no está de moda hablar del compromiso. Es más, para muchos, en esta cultura de lo virtual, de lo inmediato y pasajero, la preocupación por los demás se considera como algo trasnochado. Sin embargo, el compromiso en favor de los más débiles y por la transformación del mundo, es la más noble expresión de nuestra dignidad, de nuestra responsabilidad y solidaridad", señalan los obispos, para luego añadir: "Para los cristianos, el compromiso caritativo y social, el ser con los demás y totalmente entregado a ellos, camina en paralelo con nuestra configuración con Cristo".

Para los prelados, este compromiso nace de la fe en la Trinidad: "Los cristianos creemos en un Dios, que es Padre, que ama incondicionalmente a cada uno de sus hijos y les confiere la misma dignidad; un Dios Hijo que entrega su vida para liberarnos del pecado y de las esclavitudes cotidianas, haciéndonos pasar de la muerte a la vida; un Dios Espíritu que alienta el amor que habita en cada ser humano y nos hace vivir la comunión con todos, tejiendo redes de fraternidad y de solidaridad al estilo de Jesús".
De ahí hacen una invitación a todos los cristianos, y personas de buena voluntad, para que vivan un cuádruple compromiso: "Vivir con los ojos y el corazón abiertos a los que sufren"; "cultivar un corazón compasivo"; "ser capaces de ir contracorriente"; y "ser sujeto comunitario y transformador".
Los obispos también se dirigen de modo especial a todos aquellos que trabajan en el ámbito de la acción caritativa, invitándoles a tomar conciencia de "la fuerza transformadora de la caridad", recordando que "nuestra caridad no puede ser meramente paliativa, debe ser preventiva, curativa y propositiva", puesto que "la voz del Señor nos llama a orientar nuestra vida y nuestra acción desde la realidad transformadora del reino de Dios".
Concluyendo, hacen una oración al Espíritu Santo para que otorgue "una mística social transformadora", y ayude "a comprometernos en la transformación del mundo y en la promoción de una caridad transformadora en todas nuestras organizaciones caritativas y sociales".
"Sabemos que la tarea no es fácil, pero la caridad no está para dejar las cosas como están ni consiste en hacer lo que siempre se ha hecho en el campo social. La caridad denuncia la injusticia y promueve el desarrollo humano integral, nos impulsa a la conversión de nuestros criterios y actitudes, de nuestra manera de pensar y de actuar, para colaborar con el Señor en el acompañamiento a las personas y en la transformación de las estructuras que generan pobreza, discriminación y desigualdad", puntualizan los prelados.
Con información de la Conferencia Episcopal Española.

Publicado 2018/05/17
Autor : Gaudium Press

Referencia: http://es.arautos.org/view/show/95277-obispos-de-espa-a-llaman-al-compromiso-cristiano-y-a-una-caridad-transformadora

Heraldos del Evangelio
Madrid - Comunidad de Madrid

sábado, 12 de mayo de 2018

Heraldos del Evangelio - Misa en honor de la Virgen de Fátima y llegada de la Imagen Peregrina

El domingo 13 de mayo, a las 19.00 horas, se celebrará una misa en honor a la Virgen de Fátima en la Catedral de la Almudena de Madrid, organizada por los Heraldos del Evangelio en conmemoración del 101º aniversario de las apariciones de la Santísima Virgen. Oficiará la misa el vicario general de la archidiócesis de Madrid, monseñor Avelino Revilla Cuñado, e irá precedida por la llegada de la Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima.


Fuentes:








Heraldos del Evangelio - 13 de mayo de 2018 en la Catedral de la Almudena - Madrid

martes, 1 de mayo de 2018

San Pedro Armengol

San Pedro Armengol nació a mediados del siglo XIII en Cataluña, siendo entonces el hijo menor de la ilustre familia de los
Condes de Urgel. Sus padres eran muy allegados al Rey de Aragón, el soberano de aquella región ibérica, y frecuentaban la Corte libremente.
En esa atmósfera de alta nobleza, el niño Pedro recibió una educación esmerada. Pero a medida que fue creciendo, en vez de permanecer en buenos ambientes y de dejarse influenciar por los dictados y por la moral de la Iglesia Católica, fue decayendo en las costumbres y en la piedad. Pasó a convivir con malas compañías y se desvió de las sendas del bien.
En vano sus padres hicieron todo lo posible para contenerlo. Pedro se rebajó hasta tal punto que abandonó la casa paterna, se embreñó en medio de la última ralea de bandidos y sinvergüenzas, y allí se perdió completamente. Con el paso de tiempo llegó a convertirse en el jefe de una cuadrilla de salteadores de caminos. Ladrón peligroso, asesino fugitivo, si la policía real lo cogiese, seguramente sería muerto.

Sucedió sin embargo que, estando él un día vagando por el monte con sus compañeros de perdición, oyó a lo lejos un toque de clarín, típico de gente de la Corte. Imaginando los preciosos despojos que aquél séquito le proporcionaría, Pedro resuelve atacarlo con su cuadrilla.
Tan pronto se encuentran los dos grupos, Pedro va en busca del jefe del destacamento y está listo a darle un golpe, cuando... se da cuenta de que se trata de su propio padre.
Como tocado por un rayo fulminante, el bandido permanece inmóvil, deteniendo su brazo armado. Él, y no el padre, había recibido el golpe fatal. Un golpe de la gracia divina. Por cierto, en ese instante alguien, en algún lugar, debía estar rezando por él a Nuestra Señora...
La vista de la nobleza y de la respetabilidad de su padre le dio a él una idea de cómo había caído, de cómo se había convertido en la escoria de la sociedad y, por eso mismo, indigno del ambiente en el cual vivía su familia. "¡Qué diferencia!" - pensó él. "¡Mi padre y mi madre en una situación honrosa, y yo, entre bandidos! ¡De una persona limpia y decente, me transformé en un canalla!"
Esas reflexiones de índole humana, sugeridas por la gracia, fueron acompañadas de otra: "¡Pequé contra Dios! Eso es lo más grave, infinitamente más grave, de todo lo que hice. ¡Oh Señor, cuán grande es mi maldad!"
Confuso y avergonzado, Pedro tuvo una verdadera contrición de los pecados cometidos. Como el hijo pródigo del Evangelio, se lanzó a los pies de su padre y pidió perdón. Acabó siendo agraciado por el Rey, dejando para siempre la rueda de malhechores en medio de los cuales había vivido. Después, con toda humildad, procuró a un religioso mercedario, a quien confesó los crímenes que había perpetrado y expuso los remordimientos que le torturaban el alma.
En la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes
Una vez absuelto de sus pecados, Pedro solicitó, por misericordia, que lo admitiesen como mercedario. Los frailes resolvieron aceptarlo, reconociendo su profundo y sincero arrepentimiento.
Los mercedarios son miembros de una Orden religiosa consagrada a Nuestra Señora bajo esta linda invocación: Nuestra Señora de las Mercedes. Mercedes son favores que Nuestra le concede a sus devotos. Tanto vale decir, pues, Nuestra Señora de la Bondad, Nuestra Señora de la Generosidad o Nuestra Señora de los Presentes...
Era misión de los mercedarios trabajar por la libertad de los cautivos que vivían bajo el yugo de los infieles. De hecho, en el tiempo de Pedro Armengol el Mediterráneo estaba infestado de piratas mahometanos que asaltaban los navíos católicos, no sólo para robar, sino también para capturar a los tripulantes y pasajeros, a fin de transformarlos en esclavos. Así, el norte de África estaba repleto de esos cautivos, tiranizados por los bárbaros para el resto de sus vidas.
La situación de esos infelices era física y espiritualmente horrenda, dado que los moros practicaban la poligamia y tenían una pésima moralidad, creando de ese modo un ambiente venenoso para sus cautivos. Porque de tal maestro, tal esclavo.
Ahora bien, con el propósito de cumplir su heroica misión, los frailes mercedarios no sólo se arriesgaban a vivir en territorio mahometano, sino que hacían un voto admirable: por amor a las almas, ofrecerse como rehenes, para ser intercambiados por los cautivos católicos que estuviesen en medio de los moros. Se trata de una de las manifestaciones más elevadas de dedicación que conozco. Un hombre puede ser un gran héroe porque asaltó las murallas de tal ciudad, porque combatió como nadie, etc. ¡Pero ofrecerse para correr los riesgos de la esclavitud en los dominios mahometanos...!
En el norte de África

Esta fue, justamente, la forma de heroísmo abrazada por Pedro Armengol. Una vez convertido, ingresó en la Orden de los Mercedarios y se transformó en un excelente religioso. Pasaron algunos años y, cierto día, sucedió lo que tenía que suceder. El Superior lo mandó a llamar y le dijo:
- Fray Pedro, Ud. está designado para ir a libertar a los cautivos en África.
- ¡Cómo no! - respondió él sin dudar, pensando seguramente en lo íntimo: "Yo merezco eso por mis pecados..."
Atendiendo a la voz de la obediencia, Fray Pedro pasó un buen número de años en el norte de África, en una arriesgada existencia.
Cuando ya se preparaba para volver a España, supo que 137 jovencitos cristianos, esclavizados, yacían en las casas de sus señores expuestos a la depravación y al riesgo de perder la fe.
Con religioso desvelo, Fray Pedro procuró a los moros y negoció la liberación de aquellos cautivos. Los infieles exigieron mucho dinero. Una suma tan abultada sólo podría venir de España, lo cual prolongaría todavía más el tiempo de la peligrosa esclavitud de los jóvenes católicos.
Sin dudar, Fray Pedro se ofreció como rehén en lugar de ellos, hasta que le fuese enviada de España la cuantía necesaria para el rescate.
Los moros concordaron, imponiendo no obstante la siguiente condición:
- Les damos un plazo para que vayan a España, recojan el dinero y nos lo envíen. Durante ese tiempo Ud. se queda aquí a nuestra disposición. Si el dinero no llega hasta el día X, nosotros lo ahorcamos.
Colgado de la horca, sin perder la confianza en Nuestra Señora
En sus insondables designios, quería la Providencia colocar a prueba al ex asaltante de caminos.
Se había agotado el plazo estipulado por los mahometanos. Furiosos, cumplieron la amenaza: ahorcaron a Fray Armengol y, creyéndolo ya muerto, lo abandonaron pendiendo de la cuerda.
Poco tiempo después llega el navío con el dinero del rescate. Problemas de navegación habían determinado el atraso.
- ¿Dónde está Fray Armengol? - preguntaron los emisarios.
La respuesta del jefe moro fue aterradora:
- Llegaron tarde. Está en el cadalso, ahorcado hace tres días, conforme prometí.
Indignados con la crueldad del infiel, los frailes quisieron ver el cuerpo de su hermano de hábito.
Al llegar al patíbulo, una gran sorpresa: Fray Pedro, todavía en la horca, estaba vivo, aunque pálido como un cadáver. Él conservaría en el rostro, para toda la vida, esa palidez cadavérica; y en el cuello, bien visible, la marca de la cuerda.
¡Era un milagro extraordinario!
Por humildad, Pedro Armengol no dijo nada con respecto a ese milagro. De vuelta a España, sin embargo, el Superior le ordenó en nombre de la santa obediencia:
- Fray Pedro, cuente lo que pasó.
Con la misma humildad, él simplemente respondió:
- Nuestra Señora se quedó sustentándome todo el tiempo...
Es decir, él había confiado en la Santísima Virgen, y Ella realizó ese estupendo milagro en favor de su heroico devoto.
Con autorización de sus superiores, Pedro Armengol se retiró a un convento en las montañas, donde vivió solitario, haciendo penitencia por su vida pasada y rezando por los católicos cautivos en las manos de los moros. Allí él creció en gracia y santidad, hasta el día en que "durmió en el Señor". Años después, la Santa Sede lo canonizó.
Modelo admirable de confianza
Para mí, San Pedro Armengol es el modelo de la confianza. Pecador horrible, se arrepintió, confió y fue perdonado. Más aún: ¡recibió la vocación religiosa! El bandido fue llamado por Nuestra Señora a abrazar la condición de fraile.
Insondable desvelo fue también atraerlo para la Orden de las Mercedes, donde el antiguo ladrón habría de correr riesgos que le darían la oportunidad de, al mismo tiempo, expiar sus pecados y hacer mucho bien al prójimo.
Súbitamente, una prueba más: quedar rehén, con peligro de muerte. La calma de la espera, y el navío que no llega...
Vienen los verdugos a matarlo, él camina sereno y tranquilo hacia el patíbulo. Suspendido en la cuerda, él percibe naturalmente que está siendo objeto de un milagro.
Otra espera. ¿Qué va a suceder?
Llega el dinero del rescate, lo bajan de la cuerda. Su confianza estaba completa. Es un ejemplo tan sublime, que yo quise tener una reliquia de San Pedro Armengol para, todas las mañanas al levantarme, y en la noche al acostarme, besarla y pedir una confianza igual a la de él.
Este es el tipo de confianza que todo católico debe tener. Aunque estemos - según las pungentes palabras del salmista - inmersos en un lodo profundo, donde nuestros pies no encuentran terreno sólido, tenemos que confiar en Nuestra Señora.
1) Thomas de Saint-Laurent, "El Libro de la Confianza".
(Revista Dr. Plinio, No. 6, septiembre de 1998, p. 20-22, Editora Retornarei Ltda., São Paulo)

miércoles, 25 de abril de 2018

Heraldos del Evangelio y el Apostolado del Oratorio

   ¿Quién lo promueve? ¿Con qué objetivo? ¿En qué consiste? ¿Cómo se desarrolla? María Reina de los Corazones es un apostolado promovido por los “Heraldos del Evangelio”, en estrecha colaboración con la Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima.
      Tiene por objetivo cooperar con los Obispos y párrocos en la labor apostólica de la nueva evangelización, atendiendo a los insistentes llamamientos del Papa Juan Pablo II. De una manera especial, trabajar para que los católicos no practicantes pasen a participar en la vida eclesial de sus respectivas parroquias.
      En su actuación, se empeña por alcanzar sobre todo a las familias, incentivándolas a un compromiso efectivo con las actividades parroquiales. El Apostolado consiste básicamente en hacer peregrinar de casa en casa un oratorio de Nuestra Señora de Fátima. Cada familia recibirá el Oratorio en su hogar una vez por mes, en un día fijo. En ese día, invitará amigos, parientes y vecinos para juntos hacer la lectura de un pasaje del Evangelio, seguida de unos minutos de reflexión; rezar un rosario y un acto de consagración de la familia a Jesucristo, por medio de María.
      Cada grupo de 30 familias recibe asistencia y orientación de un(a) coordinador(a), de preferencia un matrimonio. El Apostolado del Oratorio se realiza siempre en armonía con el plan pastoral de cada Diócesis y de sus respectivas parroquias.
¿Cómo puedo participar?
— Formando un grupo de familias y convirtiéndose en su coordinador o responsable.
— Recibiendo un Oratorio en su casa. Habitualmente una vez al mes. 
Incríbase:

Llámenos desde España al teléfono: 902 115465, o rellene el cupón que aparecerá al presionar en el botón Participar.

      Participe en esta iniciativa y diga como el Papa Juan Pablo II, en la Consagración del Milenio a la Santísima Virgen: “Madre, tal como el apóstol Juan, queremos recibirte en nuestra casa para aprender con tu Hijo” (8 de octubre de 2000)

miércoles, 11 de abril de 2018

¡Náufrago por la noche en el Rio Amazonas!

Publicado 2018/04/05
Autor : Katsumassa Sakurata
El hecho que voy a narrar encierra una importante lección para todo católico: por más desesperantes que sean las circunstancias, es preciso no perder la confianza en la Providencia.

En la oscura madrugada del día 8 de noviembre de 1997, a las tres horas, zarpamos del puerto fluvial de Manaos, rumbo a Belén de Pará, en una balsa de transporte de camiones. Midiendo aproximadamente 70 metros de largo por 18 de ancho, ella era impulsada por un remolcador en la parte trasera.
En ese viaje, la gran embarcación transportaba 25 automóviles. Entre ellos, adelante, estaba colocada la camioneta en la cual -con siete amigos más, laicos como yo- recorría el norte de Brasil, divulgando la devoción a la Virgen.
La caída en el río
Alrededor de las cuatro, cuando aún muchos se preparaban para dormir, fui hasta la camioneta a buscar algunos papeles. Debido a la densa oscuridad de una noche sin luna, pisé inadvertidamente en falso, cayendo en las aguas, ¡enfrente de la balsa que avanzaba!
No encontré cosa alguna en qué agarrarme, ni siquiera tuve tiempo de gritar, de tal forma la caída fue inesperada. Yo tenía certeza de que nadie había visto ni oído mi precipitación en las devoradoras aguas del inmenso río. ¡Al caer, el primer pensamiento que me ocurrió fue que sería cogido y destrozado por la hélice del remolcador!
Inmediatamente fui tragado debajo de la balsa. Por más que luchaba, no conseguía salir de debajo del casco siendo golpeado repetidamente. Me aterrorizaba la idea de la hélice que se aproximaba. Ya casi sin aliento, nadé en el sentido que me parecía desviarme de ella. Y - ¡enorme alivio! -al final pasó la balsa y me encontré vivo en la superficie.

Lucha con el piloto
Al emerger, percibí que estaba próximo del remolcador y grité pidiendo socorro tres veces. A pesar del fuerte ruido del motor, mis gritos fueron oídos por uno de mis amigos y un marinero que allí se encontraban. Si no fuese eso, mi ausencia sólo habría sido notada al día siguiente...
El marinero subió inmediatamente a la torre de comando para avisar al piloto. En cuanto eso ocurría, mi amigo averiguó y constató que el náufrago era yo. El piloto, entretanto, se negaba a volver para recogerme, argumentando:
-No quiero desanimarlo, pero es prácticamente imposible que su compañero sea rescatado vivo.
A esas alturas, mis otros amigos se juntaron al primero. Uno de ellos, más fogoso y decidido, amenazó enérgicamente al piloto de "serias complicaciones", además de un proceso judicial, caso que no tomase inmediatamente todas las medidas para intentar salvar la vida del náufrago. Los argumentos categóricos, y sobre todo, la fuerte complexión del interpelante obtuvieron el resultado deseado.
Sólo en un río océano y en la oscuridad
En cuanto eso ocurría en el remolcador, yo me encontraba boyando en medio de las pequeñas ondas, viendo las luces del barco alejarse y el ruido del motor cesar por completo. En poco tiempo, no vi ni oí nada más...
Sólo en aquella oscuridad, a muchos kilómetros de cualquier margen del río, invocaba incesantemente el auxilio de Nuestra Señora y de mis santos protectores. ¡Nunca en mi vida recé con tanto ardor!... Pronto me vi tranquilizado por un sentimiento de confianza y resignación.
En la balsa, el piloto redujo la marcha del motor y comenzó a hacer la maniobra de media vuelta. Era una operación muy difícil en medio de la oscuridad porque, sin instrumentos de navegación, el único punto de referencia eran las luces de la central termonuclear de Manaos, a 20 kilómetros de distancia.
Me quedé flotando alrededor de 20 minutos. Pensé en la muerte, y encomendé mi alma a Dios y a la Virgen Santísima. Me vino a la mente lo que sabía del río Amazonas: en él viven más de 300 especies de pirañas, además de otros peces mayores y feroces... Me agobiaban esos tristes pensamientos cuando, para mi sorpresa... ¡veo las luces de la balsa que estaba regresando!
Dos de mis compañeros de actividades apostólicas se colocaron en la proa, provistos de una buena linterna, y cuando la balsa se aproximó, pronto consiguieron localizarme.
Entretanto, por increíble que parezca, no tuve tiempo ni fuerzas para salir de la ruta de la embarcación que venía en mi dirección y ¡ella pasó implacablemente por encima de mí una vez más!
El rescate
La corriente del río dificultaba la maniobra de la balsa. Al final, alguien me tiró una boya. No obstante, la cuerda era insuficiente y yo estaba demasiado debilitado para dar algunas brazadas. Era necesario que alguien saltase al agua para traerme la boya. Un marinero se negó a hacerlo alegando que no sabía nadar.
Entonces uno de mis amigos -viendo que nadie haría nada y que mis fuerzas se iban agotando rápidamente- se lanzó al agua, nadó hasta mí y me puso la boya en las manos. Me agarré a ella como pude y fui alzado hasta la balsa. Un poco más de demora, habría perdido totalmente las fuerzas y me habría hundido.
Jadeante, sin conseguir siquiera hablar, me senté en una silla de la cubierta. ¡Me costaba creer que allí estaba, sano y salvo! Conmovido hasta las lágrimas, agradecía a la Virgen el milagro que ella había obrado en mi favor.
La declaración del experimentado piloto corrobora mi convicción del milagro. Él afirmó que, en 30 años de navegación en el Amazonas, no conocía ningún caso de rescate de náufrago con vida en ese río en la noche.
Con ese trágico episodio, aprendí una gran lección: que, por más desesperada que sea cualquier situación, nunca debemos desanimar, pues si nos encomendamos con confianza a Nuestra Señora, Ella nos ayudará.

lunes, 9 de abril de 2018

El mejor fundamento de nuestra confianza

Publicado 2018/04/04
Autor : Redacción
La confianza es, por tanto, infundida en el alma por el Espíritu Santo y, como todas las gracias y dones, pasa invariablemente por las manos de la Virgen.
Si quæris cælum, anima, Mariæ nomen invoca... - Invoca el nombre de María, oh alma, si deseas alcanzar el Cielo. Al nombre de María, las culpas huyen, y las tinieblas, el dolor, la enfermedad, las heridas". Esta sencilla oración, cuyo origen se pierde en las antiquísimas tradiciones de la Iglesia, es una hermosa glosa de la exclamación del salmista, todavía más antigua: "Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo" (Sal 22, 4).
Vemos cómo la vida de los santos está cuajada de estertorosas aflicciones, dolores y perplejidades. A decir verdad, el sufrimiento es la característica de la santidad. La vida de toda persona virtuosa acaba siendo, tantas veces, una sucesión de fracasos o incluso de tragedias. De esto nos da ejemplo Job, que ante los infortunios exclamó: "El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor" (Job 1, 21).
Llama la atención, sin embargo, que haya personas que en tales situaciones extremas encuentren fundamentos tan sólidos para mantener la calma y la serenidad, hasta el punto de que en su alma llegan a florecer esas conmovedoras expresiones de piedad y de fe. ¿De dónde les viene eso?
Se suele definir a la confianza como "la esperanza fortalecida por la fe", y ésta, a su vez, es una gracia que ilumina "los ojos del corazón" (cf. Ef 1, 18). Las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero la certeza dada por la luz divina es mucho mayor que la dada por la luz de la razón natural. En esa seguridad sobrenatural el alma encuentra motivos que le alimentan la esperanza de alcanzar la eternidad feliz y el consuelo definitivo para sus males actuales.
La confianza es, por tanto, infundida en el alma por el Espíritu Santo y, como todas las gracias y dones, pasa invariablemente por las manos de la Virgen. Ella no se basa en conceptos teóricos, sino en una certeza interior puesta en el corazón del hombre que lo ordena por completo. Aporta en consecuencia una gran calma, una convicción de que la vida y el sufrimiento tienen sentido, por muy árido y tortuoso que sea el camino.
El que experimenta esa acción apaciguadora de la gracia conoce los efectos de una misericordia insondable, de una bondad que lo envuelve por entero. Siente en su interior la compasión de esa Madre que atiende a su hijo rebosante de pena, con una dadivosidad pacientísima e inagotable, dispuesta a ayudar en grado inimaginable en cualquier momento. Y adquiere la certeza de que la Virgen puede y quiere arreglar cualquier situación, siempre que hacia Ella nos dirijamos.
Esa misericordia insondable, que se multiplica solícita para atendernos, es el mejor fundamento para nuestra confianza. ¿Qué hemos de hacer para conseguirla? Al ser una gracia, no depende de nuestro esfuerzo; basta pedirla, y Ella nos la dará... porque quiere dar. Sólo espera nuestra petición...
 Heraldos del evangelio, Mexico, Paulo Eduardo Roque Cardoso, arautos do evangelho, arauto 

domingo, 8 de abril de 2018

Los jóvenes alejados: objetivo de la nueva campaña de promoción de la asignatura de Religión de los Obispos de España

La campaña "Me apunto a Religión" desea poner en manos de los jóvenes adolescentes la decisión de optar por la clase.
Madrid (Sábado, 07-04-2018, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal Española presentó el pasado 06 de abril la campaña "Me apunto a Religión", realizada para que en el momento de la matrícula de los colegios e institutos, los jóvenes pidan realicen la inscripción en esta asignatura. Según informó la CEE, por primera vez la campaña se dirige principalmente a los adolescentes y a los jóvenes que ya no se inscriben o que nunca se han inscrito en las clases. El eslogan seleccionado para promover esta idea es "Si te lo cuestionas todo, cuestiónate por qué no ir a Religión".
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Rueda de prensa de presentación de la campaña "Yo me apunto a Religión". Foto: Conferencia Episcopal Española.
"La dirección de la campaña hacia el público adolescente se decide por el hecho de que se constata cómo, a partir de los 12-13 años, son los mismos alumnos los que toman la decisión sobre la inscripción en la clase de religión", explicó el comunicado oficial de la Conferencia de Obispos. "Después son los padres los que, sobre esta decisión, realizan posteriormente la matrícula". Una parte de la campaña también se dirige a los padres para recordar el derecho de elección del modelo educación que desean para sus hijos y motivarlos a apoyar la educación religiosa superando los obstáculos que puedan encontrar en el momento de la inscripción.
La página web creada para la campaña incluye un cuestionario para los jóvenes en el cual se motiva a aprender, cuestionar y comprender aspectos como la historia de las relaciones humanas, la cultura y las costumbres, el arte y las humanidades en relación con el aspecto de la religión, de gran importancia para todas las civilizaciones a lo largo de la historia. La campaña destaca la necesidad del conocimiento sobre la religión para conocer la propia sociedad, desarrollar valores más humanos y comprender la participación y la relación de la religión en acontecimientos globales de gran impacto en la actualidad.
La Conferencia Episcopal recordó que 3.5 millones de alumnos eligen libremente la asignatura de Religión, la cual es cursada por más del 60% de los estudiantes en niveles de infantil, primaria y secundaria. El 65% de los profesores de Religión trabajan en centros concertados, mientras que el 35% imparten la asignatura en centros de educación públicos.
Con información de Conferencia Episcopal Española.
http://es.arautos.org/view/show/94310-los-jovenes-alejados-objetivo-de-la-nueva-campa-a-de-promocion-de-la-asignatura-de-religion-de-los-obispos-de-espa-a

viernes, 16 de marzo de 2018

Misiones Marianas con los Heraldos del Evangelio en Madrid

La Virgen Santísima continúa tocando los corazones de aquellos que la reciben en sus hogares, durante las Misiones Marianas realizadas por los Heraldos del Evangelio, que así colaboran con los trabajos de evangelización en las parroquias donde actúan.
Los nuevos evangelizadores llevan la imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María de Fátima a las residencias (también a las tiendas, oficinas, y otros locales de trabajo), donde rezan con las personas presentes. Además de las oraciones, es hecha una invitación para que participen de la Santa Misa en la iglesia local, siendo
siempre grande el número de personas que atiende la llamada, ya sea para reconciliarse con Dios, o para alabarlo aún más, demostrando su creciente conversión.
Los Heraldos del Evangelio conducen la Imagen de María a toda clase de hogares, incluso a la de aquellos que ni siquiera se pueden
definir como “casas”, pero donde viven hijos de Dios, llevando consuelo a aquellas personas que frecuentemente se encuentran en condiciones mínimas de confort, pero que teniendo fe, esperanza y amor se identifican con la Sagrada Familia cuando ésta estaba en la gruta de Belén.
Ricos y pobres, adultos o niños, españoles o extranjeros, viejos o jóvenes, letrados o poco cultos, católicos o miembros de otras creencias, eso no importa: la Virgen siempre causa manifestaciones de sensibilidad a aquellos que la reciben, que la contemplan, y que a Ella recurren. ¿No era eso lo que esperaba cuando se manifestó en Fátima?
Las Misiones Marianas, fomentando la aproximación entre las personas y la Madre de Dios, han sido una excelente ayuda a la misión pastoral de la Santa Iglesia, en cooperación con los párrocos y demás personas dedicadas a la evangelización.
Durante el Mes de Mayo, los Heraldos del Evangelio han realizado Misiones Marianas en diversas localidades de nuestra geografía. Por ejemplo: Ciudad Pegaso, Las Rozas, La Moraleja, en Madrid; Linares, en Jaén; Valmojado, Chueca, en Toledo; etc.
Heraldos del evangelio, Mexico, arautos do evangelho, arauto Si Vd. está interesado en recibir la Imagen peregrina del Inmaculado Corazón de María de Fátima en su casa, o quiere organizar en colaboración con su párroco una misión mariana en su parroquia o ciudad, escríbanos.   



Paulo Eduardo Roque Cardoso, arautos do evangelho, arauto
Heraldos del evangelio, Mexico, Paulo Eduardo Roque Cardoso, arautos do evangelho, arauto 

Heraldos

Los Heraldos del Evangelio son una Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio, la primera a ser erigida por la Santa Sede en el tercer milenio, acontecimiento que se realizó por ocasión de la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro el 22 de febrero de 2001.
Mayoritariamente integrada por jóvenes, la Asociación actualmente se haya presente en 78 países. Sus miembros de vida consagrada practican el celibato y se dedican íntegramente al apostolado, viviendo en casas destinadas específicamente para hombres o para mujeres que alternan vida de recogimiento, estudio y oración, con actividades de evangelización en las diócesis y parroquias haciendo especial énfasis en la formación de la juventud.
Aunque no profesan votos y se mantienen en estado de laicos - con la excepción de algunos que abrazan las vías del sacerdocio - los Heraldos del Evangelio procuran practicar en toda su fascinante pureza, los consejos evangélicos. Viven normalmente en comunidades masculinas o femeninas en un ambiente de caridad fraterna y disciplina. En sus casas se fomenta la vida de oración y estudio, de acuerdo con la sabia orientación que diera el Papa Juan Pablo II:

“La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad cada vez mayor para vivirla en el cumplimiento d ella propia misión” (CHRISTIFIDELIS LAICI,58).
Su fundador es Mons. João Clá Dias.
Otra categoría de miembros son los Cooperadores, los que “aunque se sientan identificados con el espíritu de la Asociación, no pueden comprometerse plenamente con los objetivos de ella por sus compromisos sacerdotales, o el hecho de pertenecer a un instituto de vida consagrada o sociedad de vida apostólica, o por sus deberes matrimoniales o profesionales”.
Laicos, casados o solteros que viven totalmente en el mundo, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos de vida consagrada o miembros de otras de otras asociaciones o movimientos apostólicos, los Cooperadores de los Heraldos del Evangelio, además de observar los deberes y preceptos propios a su estado, se esfuerzan por vivir en conformidad con el carisma y la espiritualidad de la Asociación, dedicando a ella su tiempo libre y comprometiéndose a cumplir ciertas obligaciones.
Finalidad
En los primeros artículos de sus estatutos se encuentra delineada la vocación de los Heraldos del Evangelio:
“Esta Asociación … nació con la finalidad de ser instrumento de santidad en la Iglesia, ayudando a sus miembros a responder generosamente al llamamiento a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, favoreciendo y alentando la más íntima unidad entre la vida práctica y la fe. ....
Además de esos, la Asociación tiene como fin la participación activa, consciente y responsable de sus miembros en la misión salvífica de la Iglesia mediante el apostolado, al cual están destinados por el Señor, en virtud del Bautismo y de la Confirmación. Deben, así, actuar en pro de la evangelización, d la santificación y de la animación cristiana de las realidades temporales."
Espiritualidad
Los Heraldos tienen su espiritualidad cimentada en tres puntos esenciales: la Eucaristía, María y el Papa, como está definido en sus estatutos:
“La espiritualidad tiene como líneas maestras la adoración a Jesús Eucarístico, de inestimable valor en la vida de la Iglesia para construirla como Una, Santa, Católica y Apostólica, Cuerpo y Esposa de Cristo (EE.25,61); la filial piedad Mariana, imitando la siempre Virgen y aprendiendo a contemplar en Ella el rostro de Jesús (NMI.59); y la devoción al Papado, fundamento visible de la unidad de la Fe (LG.18)."
Estos puntos están representados destacadamente en el blasón que los distingue.
Carisma
Su carisma lo lleva a procurar actuar con perfección en busca de la pulcritud en todos los actos de la vida diaria, incluso estando en la intimidad, lo que está expresado en el sublime mandato de Nuestro Señor Jesucristo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt.5,48 pulcritud).
Para el Heraldo del Evangelio este llamado a la perfección no debe quedar restringido a los actos interiores sino exteriorizarse en sus actividades, de modo que mejor reflejen a Dios. Esto quiere decir que el Heraldo del Evangelio debe revestir de ceremonial sus acciones cotidianas, sea en la intimidad de su vida particular, sea en público, en la obra evangelizadora, en el relacionamiento con sus hermanos, en la participación de la Liturgia, en las presentaciones musicales y teatrales o en cualquier otra circunstancia.
Con razón recuerda el Santo Padre en la Carta a los Artistas, la oportuna enseñanza del Concilio Vaticano II:
"El mundo en que vivimos tiene necesidad de belleza para no caer en el desespero. La belleza como la verdad, es la que trae alegría al corazón de los hombres, y es este fruto precioso el que resiste el paso del tiempo, que une a las generaciones y hace comulgar en la admiración".
Evangelización con la Cultura y el Arte
Por ver en la Cultura y en el Arte eficaces instrumentos de evangelización, los Heraldos habitualmente echan mano de la música tanto por instrumentos como por voces.
Así es que grande número de coros, orquestas y conjuntos musicales fueron constituidos por los Heraldos, a fin de llevar su mensaje de Fe y de Esperanza a la Sociedad contemporánea.
Este papel tan importante del arte ha sido resaltado por el Papa Benedicto XVI -él mismo un gran apreciador de la música- en varias ocasiones, como por ejemplo en las palabras finales de agradecimiento por el concierto ofrecido por el Presidente de la República Italiana por ocasión de su tercer aniversario de Pontificado el 24 de abril de 2008:
"Existe una misteriosa y profunda relación entre música y esperanza, entre canto y Vida Eterna. Por este motivo la tradición cristiana representa a los espíritus bienaventurados, en cuanto canta en coro, raptados y extasiados por la belleza de Dios.
Sin embargo, el auténtico arte, como la oración, no nos hace ajenos a la realidad cotidiana sino que nos conduce a ella para “impregnarla” y hacer que reviva, para que dé frutos benéficos de paz".