martes, 22 de mayo de 2018

Evitar intrigas, mantener la verdadera unidad, recomienda el Papa Francisco

Ciudad del Vaticano (Viernes, 18-05-2018, Gaudium Press) 
En la Casa Santa Marta, durante la Misa que celebró ayer jueves, 17 de mayo, inspirándose en la Liturgia de la Palabra, el Papa Francisco trató del tema de la unidad.
Verdadera Unidad, Unidad de Salvación
Francisco inició sus comentarios afirmando que existen dos tipos de unidad.
La primera es la verdadera unidad de la que habla Jesús en el Evangelio. Es la unidad que Él tiene con el Padre y que quiere traer también a nosotros.
Es una "unidad de salvación", una unidad que va rumbo a la eternidad:
"Cuando nosotros en la vida, en la Iglesia o en la sociedad civil trabajamos por la unidad, estamos en el camino que Jesús trazó", dijo.
La falsa unidad divide
La "falsa unidad" es como aquella de los acusadores de San Pablo, como narra la Primera Lectura del ayer.
Los enemigos de Pablo se presentan como un bloque único para acusarlo.
Pablo, que tenía sabiduría humana y también la sabiduría del Espíritu Santo, lanza una "piedra de división", al afirmar que estaba siendo juzgado por la esperanza que tenía en la resurrección de los muertos.
Pablo hablaba para una asamblea que tenía una falsa unidad. Era compuesta por saduceos, que decían no existir "resurrección ni ángel ni espíritu", y por fariseos que defendían lo contrario.
La palabra de Pablo consigue destruir esta falsa unidad explota un conflicto y la asamblea que lo acusaba se divide.
Pueblo orgánico y masa amorfa
En otras persecuciones sufridas por San Pablo, se ve que el pueblo grita sin ni siquiera saber lo que está diciendo. Son "los dirigentes" que sugieren lo que deberían gritar:
"Esta instrumentalización del pueblo es también un desprecio por el pueblo, porque lo transforma en masa. Es un elemento que se repite con frecuencia, desde los primeros tiempos hasta hoy. Pensemos en eso. El Domingo de Ramos es: todos allí aclaman ‘Bendito el que viene en nombre del Señor'. El viernes sucesivo, las mismas personas gritan: ‘Crucifíquenlo'. ¿Qué ocurrió? Hicieron un lavado cerebral y cambiaron las cosas. Y transformaron el pueblo en masa, que destruye."
Un método "actual": la intriga
Un método con el cual persiguieron a Jesús, Pablo, Esteban y todos los mártires y muy usado todavía hoy, cuando "se crean condiciones obscuras" para condenar a la persona, dijo Francisco, y se deshace la unidad.
Hoy aún es así. "Los medios comienzan a hablar mal de las personas, de los dirigentes, y con la calumnia y la difamación esas personas quedan manchadas".
En el campo político, "las condena y, al final, se hace un golpe de Estado", dijo el Papa.
Una persecución que se ve también cuando las personas en el circo gritaban para ver la lucha entre los mártires o los gladiadores.
La Maledicencia Mata, Destruye
En medida más restricta, ocurre lo mismo también en nuestras comunidades parroquiales, por ejemplo, cuando dos o tres comienzan a criticar al otro. Y comienzan a hablar mal de aquel otro.
Y hacen una falsa unidad para condenarlo; se sienten seguros y lo condenan.
Lo condenan mentalmente, como actitud; después se separan y hablan mal uno contra el otro, porque están divididos. Por eso el chisme es una actitud asesina, porque mata, excluye las personas, destruye la "reputación" de las personas.
Estrada de la verdadera unidad: caminar en ella
"La intriga" fue usada contra Jesús para desacreditarlo y, una vez desacreditado, eliminarlo:
Pensemos en la gran vocación a la cual fuimos llamados: la unidad con Jesús, el Padre. Y este camino debemos seguir, hombres y mujeres que se unen y buscan siempre proseguir en el camino de la unidad. Y no las falsas unidades, que no tienen substancia, y sirven solamente para dar un paso más y condenar a las personas, y llevar adelante intereses que no son los nuestros: intereses del príncipe de este mundo, que es la destrucción. Que el Señor nos dé la gracia de caminar siempre en la estrada de la verdadera unidad.
(JSG)

(De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News)


Fuente: http://es.arautos.org/view/show/95298-evitar-intrigas-mantener-la-verdadera-unidad-recomienda-el-papa

viernes, 18 de mayo de 2018

Obispos de España llaman al compromiso cristiano y a una caridad transformadora

Los prelados miembros de la Comisión Episcopal de Pastoral Social han hecho público el mensaje para el Día de la Caridad que se celebrará el 3 de junio en la Solemnidad del Corpus Christi.
Madrid (Jueves, 17-05-2018, Gaudium Press) El próximo 3 de junio, en la Solemnidad del Corpus Christi, la Iglesia en España celebrará el Día de la Caridad; evento que este año llevará por lema "Compromiso social y caridad transformadora", y tiene lugar en unión con la campaña institucional de Cáritas con el tema "Tu compromiso mejora el mundo".
Con motivo de esta jornada, los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española, han hecho público un mensaje en el que llaman a los fieles a entrar en el misterio de la Eucaristía, para así configurarse en la vida de Jesucristo, y vivir el compromiso cristiano.

El Día de la Caridad se desarrolla en unión con la campaña institucional de Cáritas Española con el tema "Tu compromiso mejora el mundo" / Foto: Cáritas Española.
"Somos conscientes de que, hoy, no está de moda hablar del compromiso. Es más, para muchos, en esta cultura de lo virtual, de lo inmediato y pasajero, la preocupación por los demás se considera como algo trasnochado. Sin embargo, el compromiso en favor de los más débiles y por la transformación del mundo, es la más noble expresión de nuestra dignidad, de nuestra responsabilidad y solidaridad", señalan los obispos, para luego añadir: "Para los cristianos, el compromiso caritativo y social, el ser con los demás y totalmente entregado a ellos, camina en paralelo con nuestra configuración con Cristo".

Para los prelados, este compromiso nace de la fe en la Trinidad: "Los cristianos creemos en un Dios, que es Padre, que ama incondicionalmente a cada uno de sus hijos y les confiere la misma dignidad; un Dios Hijo que entrega su vida para liberarnos del pecado y de las esclavitudes cotidianas, haciéndonos pasar de la muerte a la vida; un Dios Espíritu que alienta el amor que habita en cada ser humano y nos hace vivir la comunión con todos, tejiendo redes de fraternidad y de solidaridad al estilo de Jesús".
De ahí hacen una invitación a todos los cristianos, y personas de buena voluntad, para que vivan un cuádruple compromiso: "Vivir con los ojos y el corazón abiertos a los que sufren"; "cultivar un corazón compasivo"; "ser capaces de ir contracorriente"; y "ser sujeto comunitario y transformador".
Los obispos también se dirigen de modo especial a todos aquellos que trabajan en el ámbito de la acción caritativa, invitándoles a tomar conciencia de "la fuerza transformadora de la caridad", recordando que "nuestra caridad no puede ser meramente paliativa, debe ser preventiva, curativa y propositiva", puesto que "la voz del Señor nos llama a orientar nuestra vida y nuestra acción desde la realidad transformadora del reino de Dios".
Concluyendo, hacen una oración al Espíritu Santo para que otorgue "una mística social transformadora", y ayude "a comprometernos en la transformación del mundo y en la promoción de una caridad transformadora en todas nuestras organizaciones caritativas y sociales".
"Sabemos que la tarea no es fácil, pero la caridad no está para dejar las cosas como están ni consiste en hacer lo que siempre se ha hecho en el campo social. La caridad denuncia la injusticia y promueve el desarrollo humano integral, nos impulsa a la conversión de nuestros criterios y actitudes, de nuestra manera de pensar y de actuar, para colaborar con el Señor en el acompañamiento a las personas y en la transformación de las estructuras que generan pobreza, discriminación y desigualdad", puntualizan los prelados.
Con información de la Conferencia Episcopal Española.

Publicado 2018/05/17
Autor : Gaudium Press

Referencia: http://es.arautos.org/view/show/95277-obispos-de-espa-a-llaman-al-compromiso-cristiano-y-a-una-caridad-transformadora

Heraldos del Evangelio
Madrid - Comunidad de Madrid

sábado, 12 de mayo de 2018

Heraldos del Evangelio - Misa en honor de la Virgen de Fátima y llegada de la Imagen Peregrina

El domingo 13 de mayo, a las 19.00 horas, se celebrará una misa en honor a la Virgen de Fátima en la Catedral de la Almudena de Madrid, organizada por los Heraldos del Evangelio en conmemoración del 101º aniversario de las apariciones de la Santísima Virgen. Oficiará la misa el vicario general de la archidiócesis de Madrid, monseñor Avelino Revilla Cuñado, e irá precedida por la llegada de la Imagen Peregrina de la Virgen de Fátima.


Fuentes:








Heraldos del Evangelio - 13 de mayo de 2018 en la Catedral de la Almudena - Madrid

martes, 1 de mayo de 2018

San Pedro Armengol

San Pedro Armengol nació a mediados del siglo XIII en Cataluña, siendo entonces el hijo menor de la ilustre familia de los
Condes de Urgel. Sus padres eran muy allegados al Rey de Aragón, el soberano de aquella región ibérica, y frecuentaban la Corte libremente.
En esa atmósfera de alta nobleza, el niño Pedro recibió una educación esmerada. Pero a medida que fue creciendo, en vez de permanecer en buenos ambientes y de dejarse influenciar por los dictados y por la moral de la Iglesia Católica, fue decayendo en las costumbres y en la piedad. Pasó a convivir con malas compañías y se desvió de las sendas del bien.
En vano sus padres hicieron todo lo posible para contenerlo. Pedro se rebajó hasta tal punto que abandonó la casa paterna, se embreñó en medio de la última ralea de bandidos y sinvergüenzas, y allí se perdió completamente. Con el paso de tiempo llegó a convertirse en el jefe de una cuadrilla de salteadores de caminos. Ladrón peligroso, asesino fugitivo, si la policía real lo cogiese, seguramente sería muerto.

Sucedió sin embargo que, estando él un día vagando por el monte con sus compañeros de perdición, oyó a lo lejos un toque de clarín, típico de gente de la Corte. Imaginando los preciosos despojos que aquél séquito le proporcionaría, Pedro resuelve atacarlo con su cuadrilla.
Tan pronto se encuentran los dos grupos, Pedro va en busca del jefe del destacamento y está listo a darle un golpe, cuando... se da cuenta de que se trata de su propio padre.
Como tocado por un rayo fulminante, el bandido permanece inmóvil, deteniendo su brazo armado. Él, y no el padre, había recibido el golpe fatal. Un golpe de la gracia divina. Por cierto, en ese instante alguien, en algún lugar, debía estar rezando por él a Nuestra Señora...
La vista de la nobleza y de la respetabilidad de su padre le dio a él una idea de cómo había caído, de cómo se había convertido en la escoria de la sociedad y, por eso mismo, indigno del ambiente en el cual vivía su familia. "¡Qué diferencia!" - pensó él. "¡Mi padre y mi madre en una situación honrosa, y yo, entre bandidos! ¡De una persona limpia y decente, me transformé en un canalla!"
Esas reflexiones de índole humana, sugeridas por la gracia, fueron acompañadas de otra: "¡Pequé contra Dios! Eso es lo más grave, infinitamente más grave, de todo lo que hice. ¡Oh Señor, cuán grande es mi maldad!"
Confuso y avergonzado, Pedro tuvo una verdadera contrición de los pecados cometidos. Como el hijo pródigo del Evangelio, se lanzó a los pies de su padre y pidió perdón. Acabó siendo agraciado por el Rey, dejando para siempre la rueda de malhechores en medio de los cuales había vivido. Después, con toda humildad, procuró a un religioso mercedario, a quien confesó los crímenes que había perpetrado y expuso los remordimientos que le torturaban el alma.
En la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes
Una vez absuelto de sus pecados, Pedro solicitó, por misericordia, que lo admitiesen como mercedario. Los frailes resolvieron aceptarlo, reconociendo su profundo y sincero arrepentimiento.
Los mercedarios son miembros de una Orden religiosa consagrada a Nuestra Señora bajo esta linda invocación: Nuestra Señora de las Mercedes. Mercedes son favores que Nuestra le concede a sus devotos. Tanto vale decir, pues, Nuestra Señora de la Bondad, Nuestra Señora de la Generosidad o Nuestra Señora de los Presentes...
Era misión de los mercedarios trabajar por la libertad de los cautivos que vivían bajo el yugo de los infieles. De hecho, en el tiempo de Pedro Armengol el Mediterráneo estaba infestado de piratas mahometanos que asaltaban los navíos católicos, no sólo para robar, sino también para capturar a los tripulantes y pasajeros, a fin de transformarlos en esclavos. Así, el norte de África estaba repleto de esos cautivos, tiranizados por los bárbaros para el resto de sus vidas.
La situación de esos infelices era física y espiritualmente horrenda, dado que los moros practicaban la poligamia y tenían una pésima moralidad, creando de ese modo un ambiente venenoso para sus cautivos. Porque de tal maestro, tal esclavo.
Ahora bien, con el propósito de cumplir su heroica misión, los frailes mercedarios no sólo se arriesgaban a vivir en territorio mahometano, sino que hacían un voto admirable: por amor a las almas, ofrecerse como rehenes, para ser intercambiados por los cautivos católicos que estuviesen en medio de los moros. Se trata de una de las manifestaciones más elevadas de dedicación que conozco. Un hombre puede ser un gran héroe porque asaltó las murallas de tal ciudad, porque combatió como nadie, etc. ¡Pero ofrecerse para correr los riesgos de la esclavitud en los dominios mahometanos...!
En el norte de África

Esta fue, justamente, la forma de heroísmo abrazada por Pedro Armengol. Una vez convertido, ingresó en la Orden de los Mercedarios y se transformó en un excelente religioso. Pasaron algunos años y, cierto día, sucedió lo que tenía que suceder. El Superior lo mandó a llamar y le dijo:
- Fray Pedro, Ud. está designado para ir a libertar a los cautivos en África.
- ¡Cómo no! - respondió él sin dudar, pensando seguramente en lo íntimo: "Yo merezco eso por mis pecados..."
Atendiendo a la voz de la obediencia, Fray Pedro pasó un buen número de años en el norte de África, en una arriesgada existencia.
Cuando ya se preparaba para volver a España, supo que 137 jovencitos cristianos, esclavizados, yacían en las casas de sus señores expuestos a la depravación y al riesgo de perder la fe.
Con religioso desvelo, Fray Pedro procuró a los moros y negoció la liberación de aquellos cautivos. Los infieles exigieron mucho dinero. Una suma tan abultada sólo podría venir de España, lo cual prolongaría todavía más el tiempo de la peligrosa esclavitud de los jóvenes católicos.
Sin dudar, Fray Pedro se ofreció como rehén en lugar de ellos, hasta que le fuese enviada de España la cuantía necesaria para el rescate.
Los moros concordaron, imponiendo no obstante la siguiente condición:
- Les damos un plazo para que vayan a España, recojan el dinero y nos lo envíen. Durante ese tiempo Ud. se queda aquí a nuestra disposición. Si el dinero no llega hasta el día X, nosotros lo ahorcamos.
Colgado de la horca, sin perder la confianza en Nuestra Señora
En sus insondables designios, quería la Providencia colocar a prueba al ex asaltante de caminos.
Se había agotado el plazo estipulado por los mahometanos. Furiosos, cumplieron la amenaza: ahorcaron a Fray Armengol y, creyéndolo ya muerto, lo abandonaron pendiendo de la cuerda.
Poco tiempo después llega el navío con el dinero del rescate. Problemas de navegación habían determinado el atraso.
- ¿Dónde está Fray Armengol? - preguntaron los emisarios.
La respuesta del jefe moro fue aterradora:
- Llegaron tarde. Está en el cadalso, ahorcado hace tres días, conforme prometí.
Indignados con la crueldad del infiel, los frailes quisieron ver el cuerpo de su hermano de hábito.
Al llegar al patíbulo, una gran sorpresa: Fray Pedro, todavía en la horca, estaba vivo, aunque pálido como un cadáver. Él conservaría en el rostro, para toda la vida, esa palidez cadavérica; y en el cuello, bien visible, la marca de la cuerda.
¡Era un milagro extraordinario!
Por humildad, Pedro Armengol no dijo nada con respecto a ese milagro. De vuelta a España, sin embargo, el Superior le ordenó en nombre de la santa obediencia:
- Fray Pedro, cuente lo que pasó.
Con la misma humildad, él simplemente respondió:
- Nuestra Señora se quedó sustentándome todo el tiempo...
Es decir, él había confiado en la Santísima Virgen, y Ella realizó ese estupendo milagro en favor de su heroico devoto.
Con autorización de sus superiores, Pedro Armengol se retiró a un convento en las montañas, donde vivió solitario, haciendo penitencia por su vida pasada y rezando por los católicos cautivos en las manos de los moros. Allí él creció en gracia y santidad, hasta el día en que "durmió en el Señor". Años después, la Santa Sede lo canonizó.
Modelo admirable de confianza
Para mí, San Pedro Armengol es el modelo de la confianza. Pecador horrible, se arrepintió, confió y fue perdonado. Más aún: ¡recibió la vocación religiosa! El bandido fue llamado por Nuestra Señora a abrazar la condición de fraile.
Insondable desvelo fue también atraerlo para la Orden de las Mercedes, donde el antiguo ladrón habría de correr riesgos que le darían la oportunidad de, al mismo tiempo, expiar sus pecados y hacer mucho bien al prójimo.
Súbitamente, una prueba más: quedar rehén, con peligro de muerte. La calma de la espera, y el navío que no llega...
Vienen los verdugos a matarlo, él camina sereno y tranquilo hacia el patíbulo. Suspendido en la cuerda, él percibe naturalmente que está siendo objeto de un milagro.
Otra espera. ¿Qué va a suceder?
Llega el dinero del rescate, lo bajan de la cuerda. Su confianza estaba completa. Es un ejemplo tan sublime, que yo quise tener una reliquia de San Pedro Armengol para, todas las mañanas al levantarme, y en la noche al acostarme, besarla y pedir una confianza igual a la de él.
Este es el tipo de confianza que todo católico debe tener. Aunque estemos - según las pungentes palabras del salmista - inmersos en un lodo profundo, donde nuestros pies no encuentran terreno sólido, tenemos que confiar en Nuestra Señora.
1) Thomas de Saint-Laurent, "El Libro de la Confianza".
(Revista Dr. Plinio, No. 6, septiembre de 1998, p. 20-22, Editora Retornarei Ltda., São Paulo)